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La Solución para la Artritis: Control de la degeneración articular crónica con terapia láser de clase 4

La artrosis es la forma más común de artritis y afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la degradación progresiva del cartílago, que provoca dolor, rigidez, hinchazón y disminución de la movilidad. Durante años, el tratamiento se ha centrado en analgésicos, inyecciones de corticoesteroides y, en última instancia, cirugía de sustitución articular. Sin embargo, un nuevo enfoque regenerativo está cambiando el panorama: Terapia láser de clase 4. Esta modalidad no invasiva ofrece esperanza al no limitarse a enmascarar el dolor, sino combatir activamente los procesos degenerativos subyacentes en la articulación.

Este artículo profundiza en la fisiopatología de la artrosis y explica cómo terapia láser de tejido profundo interviene para frenar la degeneración y promover un entorno de curación. También analizaremos las características clave que hacen que un terapia láser clase 4 máquina ideal para el tratamiento de afecciones articulares crónicas y presentan un estudio de caso detallado que demuestra una mejora significativa en un paciente con OA grave de rodilla.

Comprender la artrosis: Algo más que "desgaste por el uso"

Antes, la artrosis se consideraba de forma simplista el resultado del "desgaste" mecánico. La medicina moderna la entiende ahora como un complejo enfermedades inflamatorias y metabólicas de todo el órgano articular, incluidos el cartílago, el hueso, la membrana sinovial y los ligamentos.

Los procesos patológicos clave incluyen:

  1. Rotura del cartílago: Los condrocitos (células del cartílago) se vuelven disfuncionales y producen menos cantidad de los compuestos esenciales (colágeno y proteoglicanos) que confieren al cartílago su estructura y sus propiedades amortiguadoras. Enzimas como las metaloproteinasas de matriz (MMP) descomponen la matriz del cartílago.
  2. Inflamación sinovial: El sinovio (revestimiento de la articulación) se inflama de forma crónica, una afección denominada sinovitis. Este tejido inflamado libera una avalancha de citocinas proinflamatorias (por ejemplo, IL-1β, TNF-α) que aceleran la destrucción del cartílago.
  3. Cambios óseos subcondrales: El hueso situado bajo el cartílago (hueso subcondral) se remodela, endureciéndose y desarrollando lesiones, lo que compromete aún más la mecánica articular y la señalización del dolor.
  4. Musculatura debilitada: El dolor conduce al desuso, que causa atrofia muscular alrededor de la articulación. Esta pérdida de apoyo muscular ejerce aún más presión sobre la articulación, creando un círculo vicioso de degeneración.

Cómo el tratamiento con láser ataca las causas profundas de la osteoartritis

Terapia láser de clase 4 aborda cada uno de estos pilares patológicos mediante la fotobiomodulación:

  • Modulación de la inflamación: La luz láser es absorbida por la membrana sinovial inflamada y las células inmunitarias de la articulación. Esta absorción reduce drásticamente la producción y liberación de citocinas destructivas como el TNF-α y la IL-1β, "enfriando" eficazmente el entorno inflamatorio que provoca la degradación del cartílago.
  • Estimulación de la actividad de los condrocitos: El principal efecto fotónico es un aumento de la producción mitocondrial de ATP en los condrocitos. Con más energía celular, estas células pueden volverse más activas, aumentando la síntesis de colágeno y proteoglicanos para reparar y mantener la matriz del cartílago.
  • Inhibición de las vías del dolor: La terapia láser disminuye la sensibilidad de los nervios que transmiten el dolor (nociceptores) dentro y alrededor de la articulación. También estimula la liberación de endorfinas y reduce la producción de compuestos analgésicos como las prostaglandinas y la bradicinina.
  • Mejorar la circulación y reducir la rigidez: La terapia promueve la vasodilatación, mejorando el flujo sanguíneo a los músculos periarticulares y la cápsula articular. Esto mejora el suministro de oxígeno, reduce el líquido estancado y mejora la flexibilidad.

Caso práctico: Superar la artrosis grave de rodilla y evitar la cirugía

Perfil del paciente:

  • Iniciales: D.W.
  • La edad: 68
  • Sexo: Hombre
  • Ocupación: Profesor jubilado
  • Estado actual: Artrosis de rodilla bilateral grave, la derecha peor que la izquierda. Diagnosticada 10 años antes.

Historia de la enfermedad actual:
D.W. refirió un dolor constante y profundo en ambas rodillas, de una intensidad media de 7/10, que empeoraba a 9/10 al caminar o permanecer de pie durante más de 10 minutos. Experimentaba una importante rigidez matutina que duraba más de una hora y dolor nocturno que le interrumpía el sueño. Se había sometido a 6 inyecciones de corticosteroides a lo largo de los años, cada una de ellas con resultados decrecientes. Su traumatólogo le había recomendado una artroplastia total de rodilla (sustitución). D.W. buscó una alternativa no quirúrgica.

Conclusiones objetivas:

  • Observación: Marcha antálgica (dolorosa), atrofia notable del cuádriceps de la pierna derecha.
  • Palpación: Sensibilidad significativa a lo largo de la línea articular, crepitación (rechinamiento) con el movimiento y pequeño derrame.
  • Amplitud de movimiento: La flexión activa de la rodilla estaba limitada a 110° a la derecha (normal ~135°), con extensión dolorosa.
  • Limitaciones funcionales: Incapacidad para subir escaleras sin utilizar una barandilla y dolor intenso. Dificultad para levantarse de una silla sin utilizar los brazos.
  • Evidencia radiográfica: Las radiografías con soporte de peso mostraron un estrechamiento grave del espacio articular, grandes osteofitos (espolones óseos) y esclerosis subcondral, confirmando una OA de grado 4 (grave).

Plan de tratamiento:
Un curso de terapia láser de tejido profundo se inició en la rodilla derecha.

  • Dispositivo: Un medicamento autorizado por la FDA terapia láser clase 4 (15W, 810nm).
  • Frecuencia: 3 tratamientos semanales durante 8 semanas.
  • Protocolo: El láser se aplicó a las caras medial, lateral y anterior de la rodilla, así como a los tendones circundantes del cuádriceps y los isquiotibiales. Se utilizó una dosis de 10-12 J/cm² por zona.
  • Terapia complementaria: A la paciente se le prescribieron ejercicios isométricos sencillos de fortalecimiento del cuádriceps, sin carga de peso, y ejercicios suaves de amplitud de movimiento para realizar a diario.

Resultados:

  • Después de 4 tratamientos (1,5 semanas): D.W. informó de una reducción de 30% del dolor en reposo y observó una disminución significativa de la rigidez matutina, hasta 30 minutos.
  • Después de 12 tratamientos (4 semanas): Su dolor en reposo era de 2/10. Podía caminar durante 20 minutos con molestias leves (3/10). Dormía toda la noche. La fuerza de sus cuádriceps mostró una mejoría apreciable.
  • Después de 24 tratamientos (8 semanas): D.W. consiguió una extensión completa y sin dolor de la rodilla y una flexión de 125°. Podía subir escaleras con un mínimo de dolor y levantarse de una silla sin usar los brazos. Calificó su mejoría general en 80%.
  • Seguimiento a los 3 meses: El paciente mantuvo sus mejoras y se había apuntado a una clase de terapia acuática para seguir fortaleciéndose. Consiguió posponer indefinidamente la operación de prótesis de rodilla. Sus resultados (WOMAC y VAS) mostraron una mejora drástica y clínicamente significativa.

Conclusión: Este caso demuestra que terapia láser clase 4 es una potente modalidad basada en la evidencia para el tratamiento de la artrosis grave. Al actuar sobre los componentes inflamatorios y metabólicos de la enfermedad, puede reducir significativamente el dolor, mejorar la función y aumentar la calidad de vida, lo que supone una opción no quirúrgica viable para muchos pacientes.

El prev: El siguiente:

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